Cómo utilizar las emociones para diseñar tu propio ambiente
- mallorcarealtor
- 30 ene 2019
- 2 Min. de lectura
A todos nos agrada llegar a casa y sentirse a gusto, es el propósito de un hogar. Pero si al cerrar la puerta eso no ocurre, se sugiere preocuparse por ello.

Si lo que se sentía antes como un hogar ahora es un foco de malestar, incomodidad y ansiedad, el interiorismo puede ayudar a resolverlo buscando transmitir esa personalidad que no es más que un reflejo de nosotros mismos.
Una casa que ayude a propiciar emociones positivas y convivencia familiar, esto es la decoración emocional.
A veces es una simple cuestión de orden. Una casa desordenada puede producir estrés, lo cual incomodará en exceso.
Los espacios desordenados además de resultar más prácticos, facilitan la vida y aportan calma y felicidad. Sin embargo, la acumulación nunca es una idea favorable.
La clave está en organizar el entorno más próximo (armario, escritorio, buro) para que esté todo a mano.
Desechar no es tarea fácil cuando el desapego no es lo tuyo; pero es importante intentarlo: tirar objetos que no se necesitan, ventas de garaje, incluso hacer donaciones de ropa.
De esta forma, se matan dos pájaros de un tiro: hacer espacio en el armario y practicar una limpieza que permitirá dejar espacios a nuevos recuerdos.
Al mismo tiempo, dos fundamentos claves se reflejan en los colores e iluminación.
La psicología del color es real, y prácticas como la cromoterapia son la prueba de ello.
Nuestras preferencias en términos de color dicen mucho de las emociones que preferimos sentir.
Asimismo, la iluminación que, por ejemplo, una sala de estar, necesita:
Luz general, luz gradual y luz puntual.
Para poder regular la transparencia se puede optar por cortinas o esmerilados. También conviene evitar los cielorrasos bajos ya que producen una sensación de confinamiento que puede producir estrés e irritabilidad.